La desinformación en temas de salud está evolucionando. Aprende a detectarla

Los magistrados de la Corte Suprema escucharon el lunes los argumentos en un caso que involucra los esfuerzos del gobierno de Biden para comunicarse con las empresas de redes sociales sobre los mensajes que los funcionarios consideran que hacen afirmaciones falsas o engañosas sobre las vacunas contra la COVID-19 y la pandemia. Aunque el caso se centra principalmente en un debate sobre la libertad de expresión, también evidencia los posibles perjuicios de la desinformación médica que, según los expertos, es cada vez más compleja y difícil de identificar.

“Toda la información cambia muy rápido, y es aún más difícil de filtrar para el ciudadano de a pie”, afirmó Anish Agarwal, médico de urgencias en Filadelfia.

Las soluciones veloces a distintos temas de salud no respaldadas por la ciencia se han difundido ampliamente en redes sociales. El mismo tipo de teorías conspirativas que contribuyeron a impulsar las dudas sobre las vacunas durante la pandemia de la COVID-19 ahora están socavando la confianza en las vacunas contra otras enfermedades, incluido el sarampión, a medida que más personas creen menos en los expertos y las instituciones de salud pública. Y los rápidos avances en inteligencia artificial han hecho que sea más difícil para la gente distinguir lo que es verdad de lo que es mentira en internet.

“Cada vez comprendemos mejor que no solo se trata de una corriente de información envenenada que la gente recibe, sino de un bucle de retroalimentación en el que tenemos pérdida de confianza, desinformación y esa desinformación puede ocasionar más pérdida de confianza”, dijo Tara Kirk Sell, investigadora principal del Centro Johns Hopkins para la Seguridad Sanitaria.

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A continuación, explicamos cómo reconocer y responder a las afirmaciones engañosas sobre la salud en internet.

Agarwal señaló que hay que estar alerta a los trucos, curas y soluciones rápidas sin fundamento. “Compruébalo con tu médico, con los organismos locales de salud pública y con recursos de confianza a largo plazo”, dijo.

Mantente atento a los casos en que las afirmaciones en línea sacan conclusiones sin pruebas o apelan a tus emociones, aconsejó Sell. Cuando veas un contenido sobre temas médicos en internet, pregúntate: ¿Algún aspecto del mensaje parece diseñado para engancharme? ¿Parece diseñado para inquietarme o preocuparme? ¿Se corrige la fuente cuando comete un error?

La desinformación suele incluir “falsos expertos”, según Sander van der Linden, profesor de psicología social en Cambridge que investiga este tipo de contenido. Se trata de personas que hacen afirmaciones sobre la salud sin tener ninguna credencial médica, o de médicos que hacen declaraciones sobre temas en los que no son expertos. “No querrías ir a un otorrinolaringólogo para que te operara del corazón”, dijo. “¿Se trata de un experto en vacunas, o de un médico que en realidad no investiga y no tiene experiencia en vacunas?”.

A veces, los mensajes engañosos mencionan a un experto sin nombrarlo o citan a “científicos de renombre” sin dar detalles concretos, añadió.

La desinformación también suele utilizar un lenguaje polarizador. “Quienes esparcen esta información aprovechan las reacciones emocionales intensas y extremas, como el miedo y la indignación, una mentalidad del tipo ‘nosotros contra ellos’ y asustar a la gente”, dijo. Es probable que se utilicen imágenes y videos diseñados para provocar inquietud, como imágenes de bebés llorando y agujas enormes.

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Algunas de las formas más comunes de desinformación en temas de salud incluyen imágenes antiguas que se presentan como más recientes, fragmentos de citas que se sacan de contexto, estadísticas seleccionadas y gráficos engañosos. Siempre que sea posible, intenta localizar la fuente original de la información y comprueba si se han omitido o alterado detalles clave, recomendó Irving Washington, responsable de desinformación sanitaria y confianza en KFF, una organización sin ánimo de lucro dedicada a la política sanitaria.

También recomendó validar las afirmaciones con otras fuentes de información fiables, como los sitios web oficiales de las agencias sanitarias.

Si te parece que alguien que conoces está repitiendo información falsa o engañosa sobre la salud, es importante ser empático, dijo Sell. Un kit de herramientas publicado por el Cirujano General de EE.UU. recomienda utilizar frases como “lo entiendo” y “es tan difícil saber en quién confiar”, en vez de callar o avergonzar a alguien.

“Escúchalos, pero hazles preguntas”, dijo Agarwal. Sugiere preguntar cómo ha encontrado la persona la fuente y si la información coincide con lo que ha oído decir a los médicos. También puedes indicarles recursos de confianza.

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